El monasterio de Sancti Spiritus, fundado por doña Teresa Gil, una mujer perteneciente a la nobleza portuguesa y amante del rey Sancho IV de Castilla, en 1307. Fue en el año en que hizo su testamento, manifestando su deseo de establecer un monasterio de la Orden de Predicadores bajo la advocación de San Salvador, aunque según la decisión de la reina María de Molina, quien fue nombrada la encargada de llevar a cabo la fundación, el nombre se cambio por el de Sancti Spiritus. Teresa Gil no especificó donde quería construir el monasterio, por lo cual María de Molina eligió la villa de Toro por ser su señorío concedido por su marido en 1283. El monasterio fue construido en el sitio elegido por la reina “en el fonsario de los judíos y otros corrales”.
El 28 de agosto de 1316, el arzobispo de Santiago, don Rodrigo de Padrón, coloco la primera piedra del monasterio. La construcción fue muy rápida, ya en 1330 el edificio estaba habitado y Alfonso XI, a petición de la priora y las monjas, otorga el documento ordenando cercar el monasterio.
En 1345 ya había finalizado la construcción de la iglesia y el coro, por lo cual fue posible el traslado al coro del cadáver de su fundadora, Teresa Gil, desde la iglesia de Santo Domingo de Zamora.
Durante el siglo XV destaca en el monasterio la presencia de la reina Beatriz de Portugal, esposa del rey Juan I de Castilla y la señora de Toro, y de Leonor Sánchez de Castilla, hija ilegítima del conde Sancho de Castilla y nieta del rey Alfonso XI de Castilla, quien fue su priora.
Precisamente una de las principales obras de arte del monasterio es el sarcófago mausoleo de Beatriz de Portugal, reina consorte de Castilla y León.
El sepulcro de la reina Beatriz está realizado en alabastro. En él podemos ver la doble representación de Beatriz, como reina y, en uno de los laterales, como monja, vestida con los hábitos de la Orden de los Dominicos, pero con velo y corona real.
Beatriz de Portugal se retira al monasterio de Toro al final de su vida, aunque nunca llego a profesar como monja, incluso llego con su séquito compuesto por los miembros de importantes familias portuguesas como, Sosa, Ulloa, Acuña, etc.
Entre curiosidades del monasterio se encuentra la estrella de Salomón, situada en el suelo de la Sala Capitular, una de las partes más antiguas del monasterio, según algunas teorías este sitio pertenecía anteriormente a una sinagoga.
En el precioso claustro de monasterio destaca enorme olivo que, según parece, ya crecía ahí cuando fue elegida la ubicación de edificio, o sea que tiene más de 700 años.
En el año 2001, durante los trabajos de la recuperación de sepulcro de Teresa Gil, aparecieron sus restos con la vestimenta prácticamente intacta. Después de su restauración, el ajuar funerario fue expuesto en el museo de monasterio. Compuesto por tocado con bandas bordadas en color sobre tafetán de lino natural, ligas de tafetán con lazos, una camisa de tafetán de lino muy fino en color crudo y de forma acampanada, un brial o vestido en tafetán de seda azul de una sola pieza, enteramente guateado y con faldas voladas, unos guantes de piel de cabritilla representa el caso único en España de poder conocer la forma de vestir de las damas de nobleza de aquella época.
Durante los años que la priora fue Leonor Sánchez de Castilla, quien llego a Toro a principios del siglo XV, el monasterio poseía grandes riquezas, dado que su hermanastra, Leonor de Albuquerque, esposa de Fernando I de Aragón, le concede 10.000 maravedíes para el mantenimiento y su sobrino, el rey Juan II dona 18.000 maravedíes.
Su tumba está situada en el coro entre la de Teresa Gil y de Beatriz de Portugal, señalada simplemente por unos azulejos.
Los Reyes Católicos concedieron varios privilegios al monasterio y uno de ellos está relacionado con la Batalla de Toro, el 1 de marzo de 1476. Parece ser que estando la ciudad sitiada por los portugueses, las tropas castellanas llegaron a su ayuda y un pastor les acompaño por un barranco rodeando el monasterio. Las monjas, para ayudar a los castellanos a orientarse en oscuridad, tocaron las campanas a media noche y gracias a esto pudieron conseguir su objetivo.
La reina Isabel, en agradecimiento, concedió al monasterio una renta perpetua y ordeno que la campana que ayudo a sus tropas fuera tañida con cordón de seda.
Entre las damas de alta nobleza que pasaron por el monasterio de Sancti Spiritu se encuentra doña Aldonza de Castilla, se retiró al convento a la muerte de su esposo, Rodrigo de Ulloa, Contador Mayor de los Reyes Católicos, en el año 1494.
El último huésped ilustre del convento fue la infanta doña Juana, hija de Carlos V, que paso ahí un tiempo entre los años de 1550 y 1552, antes de su matrimonio por poderes con el príncipe don Juan Manuel de Portugal, en Toro, el 11 de enero de 1552.
Hoy el día, el monasterio ofrece la posibilidad a quien lo necesite, de hacer un reposo espiritual en unas estancias destinadas para este fin.
Mención aparte merecen los dulces que las monjas dominicas fabrican a mano, según las recetas antiguas y que se puede comprar en el propio monasterio.
Todas las visitas al monasterio son guiadas, con un mínimo de una persona y merecen muchísimo la pena.
Las entradas individuales tienen precio de 6 euros, hasta nueve personas y 4 euros para diez o más personas (en este caso es necesaria la reserva previa)