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El Santo de los enamorados y la Colegiata de Santa María la Mayor, Toro.

Construida a partir del año 1160, comenzando bajo el reinado de Fernando II de León e inspirada en la catedral de Zamora . Las obras continuaron en la primera mitad del siglo XIII, durante el reinado de Fernando III el Santo, cuando vuelven a unirse los reinos de Castilla y León, siendo Toro la primera de las grandes villas de León al reconocer a su nuevo rey.

La portada norte de la colegiata es de estilo románico con la decoración vegetal y los bustos de los ángeles con las alas desplegadas. También hay una representación del Juicio Final, con Cristo, La Virgen, San Juan y los 24 ancianos de Apocalipsis, con variados instrumentos musicales.

El Pórtico de la Majestad, en la fachada occidental, de estilo gótico, narra la vida de la Virgen, de Cristo y el Juicio Final. Fue labrado a finales del siglo XIII y su pintor fue Domingo López, criado del rey Sancho IV.

Este pórtico se terminó de construir en el reinado de Sancho IV de León (1284-1295), gracias al mecenazgo suyo y de su esposa María de Molina. 

La reina María de Molina, siendo la señora de Toro, tuvo una relación especial con la ciudad. Aquí nacieron en 1283 su hija Isabel, y en 1293 su hija Beatriz, futura reina de Portugal. Eligio Toro para la construcción del monasterio de Sancti Spiritus, según testamento de doña Teresa Gil. Mas sobre este impresionante lugar en

http://revistasiglos.com/monasterio-de-sancti-spiritus-el-real-toro

La sacristía de la colegiata cuenta con un pequeño museo, con algunas obras de arte, como el Calvario de marfil y carey del siglo XVII, único en España. Llegó de Nápoles y un descendiente de Cristóbal Colón lo donó al desaparecido convento de San Ildefonso.

Pero hay un hecho desconocido para muchos, y es que en la sacristía de la Colegiata se conserva el cráneo de San Valentín. Sí, él mismo, el Santo de los enamorados.

¿Cómo llegó el cráneo de un santo famoso mundialmente a la ciudad de Toro? Tiene una explicación histórica, por supuesto.

Al haber sido decapitado, San Valentín se consideraba un santo perfecto para aliviar el dolor de cabeza y las migrañas. Por eso el papa Pablo III le regaló el cráneo a Carlos V, ya que el emperador sufría a menudo de migrañas. Llegó a la colegiata gracias a Diego Enríquez, capellán del emperador Carlos V, a quien el nuncio de Paulo III concedió el 26 de abril de 1545 licencia para depositarla en la Colegiata de Santa María la Mayor. También le otorgo muchas indulgencias para los fieles que lo visitaran. La reliquia está enmarcada en una caja ovalada de plata, también del siglo XVI.

Un siglo después, un canónigo llamado Valentín Tejederas potencio el culto a este santo. Logro dos documentos fechados en Roma el 24 de abril de 1682 por los que el papa Inocencio XI concedía indulgencia plenaria cada siete años (cuando la fiesta coincidiera en domingo) a todos los fieles que visitaran la capilla del santo. Esto da aún más autenticidad al origen del cráneo, ya que cuando las reliquias tienen indulgencias o algún tipo de privilegio, se consideran verdaderas.

En la capilla mayor se encuentran varios sepulcros pertenecientes a la familia Fonseca, labrados hacia 1500 en estilo hispano-flamenco. El primero de la izquierda es de María de Ulloa, y el otro de su esposo, Juan Rodríguez de Fonseca. A la derecha, el primero es de Pedro de Fonseca, hijo de Juan Rodríguez de Fonseca, y María Manuel, su esposa. El segundo es de Diego de Fonseca, que fue obispo de Coria en 1486.

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